El Papa León a políticos franceses
El Papa León XIV los invitó a trabajar con esperanza, basándose en la Caridad, y poniendo sus esfuerzos en la familia, el matrimonio, el respeto a la dignidad humana y a la vida...
RELIGIÓN
Redacción
8/30/20253 min read


El Papa León a políticos franceses
El día 28 de agosto, el Papa León XIV recibió a una delegación de políticos franceses donde les dejó numerosos mensajes de gran importancia. Una vez más, el Papa inició deseando: “¡La paz sea con ustedes!”.
Los invitó a que en su regreso al trabajo, se enfoquen “en la construcción de un mundo más justo, más humano, más fraterno, que no puede ser otra cosa que un mundo más impregnado del Evangelio. Ante los desvíos de todo tipo que experimentan nuestras sociedades occidentales, no podemos hacer nada mejor, como cristianos, que recurrir a Cristo y pedir su ayuda en el ejercicio de nuestras responsabilidades”.
Les recordó también que ellos son servidores de hombres y mujeres, con la particularidad francesa, de que “no es fácil para un representante electo, debido a un laicismo a veces mal entendido, actuar y decidir en coherencia con su fe en el ejercicio de sus responsabilidades públicas”.
También sostuvo que: “la salvación que Jesús obtuvo a través de su muerte y resurrección abarca todas las dimensiones de la vida humana, como la cultura, la economía y el trabajo, la familia y el matrimonio, el respeto a la dignidad humana y a la vida, la salud, pasando por la comunicación, la educación y la política. El cristianismo no se puede reducir a una simple devoción privada, ya que implica una forma de vida en sociedad impregnada de amor a Dios y al prójimo, que, en Cristo, ya no es un enemigo, sino un hermano”.
Y agregó que frente a las problemáticas sociales, “el responsable cristiano se fortalece con la virtud de la Caridad que lo habita desde su bautismo”. El “cristiano está mejor preparado para afrontar los desafíos del mundo actual, siempre y cuando, por supuesto, viva y dé testimonio de su fe activa en él, de su relación personal con Cristo que lo ilumina y le da esa fuerza. Jesús lo afirmó con vigor: «¡Sin mí no pueden hacer nada!» (Jn 15, 5); por lo tanto, no hay que sorprenderse de que la promoción de «valores», por muy evangélicos que sean, pero «vacíos» de Cristo que es su autor, sean impotentes para cambiar el mundo”.
“El primero, y el único que les daré, es el de unirse cada vez más a Jesús, vivir de él y dar testimonio de él. No hay separación en la personalidad de una persona pública: no existe por un lado el político y por el otro el cristiano. ¡Sino que existe el político que, bajo la mirada de Dios y de su conciencia, vive cristianamente sus compromisos y responsabilidades!”, pronunció como consejo.
Y les dio un gran llamado: “a fortalecerse en la fe, a profundizar la doctrina –en particular la doctrina social– que Jesús enseñó al mundo, y a ponerla en práctica en el ejercicio de sus funciones y en la redacción de leyes. Sus fundamentos están fundamentalmente de acuerdo con la naturaleza humana, la ley natural que todos pueden reconocer, incluso los no cristianos, incluso los no creyentes. Por lo tanto, no hay que temer proponerla y defenderla con convicción: es una doctrina de salvación que busca el bien de todo ser humano, la edificación de sociedades pacíficas, armoniosas, prósperas y reconciliadas.
Soy muy consciente de que el compromiso abiertamente cristiano de un responsable público no es fácil, especialmente en ciertas sociedades occidentales donde Cristo y su Iglesia están marginados, a menudo ignorados, a veces ridiculizados. Tampoco ignoro las presiones, las consignas de partido, las «colonizaciones ideológicas» –para retomar una feliz expresión del Papa Francisco–, a las que los políticos están sometidos. Necesitan valor: el valor de decir a veces «¡no, no puedo!», cuando la verdad está en juego. Una vez más, solo la unión con Jesús –¡Jesús crucificado!– les dará este valor para sufrir por su nombre. Él se lo dijo a sus discípulos: «En el mundo, tendrán que sufrir, pero ¡tengan valor! Yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33)”.
Finalizó agradeciendo su visita y los exhortó a mantener la esperanza, dándoles la bendición.
Redacción.


