Patria desnuda: disuasión y soberanía
Hablamos de desnudez en un sentido figurado. Bien sabemos que la Argentina tiene un indiscutible potencial, ya sea, por sus muy valorados recursos humanos a nivel mundial; su posición estratégica en el globo terráqueo siendo conexión directa entre el Océano Atlántico y el Pacífico, con gran capacidad para dar apoyo logístico a las campañas antárticas; y una serie de recursos naturales con reservas altamente estimados en el mundo...
POLÍTICA
Juan José Alonso
7/29/20252 min read


Patria desnuda: disuasión y soberanía
Hablamos de desnudez en un sentido figurado. Bien sabemos que la Argentina tiene un indiscutible potencial, ya sea, por sus muy valorados recursos humanos a nivel mundial; su posición estratégica en el globo terráqueo siendo conexión directa entre el Océano Atlántico y el Pacífico, con gran capacidad para dar apoyo logístico a las campañas antárticas; y una serie de recursos naturales con reservas altamente estimados en el mundo.
Toda aquella fuerza se ve altamente desprotegida, capaz de ser saqueada por potencias extranjeras o actores internacionales interesados. Es por eso, que se requiere de un poder armado en cabeza del Estado Nacional para proteger a los argentinos y su patrimonio.
En el ámbito académico-militar, se habla de disuasión. Según Clausewitz, “la guerra no es, pues, un mero acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de la relación política, una realización de la misma con otros medios”. Esto no solamente explica el motivo o causa de una guerra, sino también el hecho de que está íntimamente ligada a las relaciones políticas.
Sun Tzu decía: “la habilidad suprema en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin combatir”. Si País A está absolutamente indefenso, y su limítrofe, País B, tiene sistemas militares de avanzada, ante una tensión o disputa diplomática, ¿cuál tiene mayor capacidad de negociación y presión? Es claro.
En el caso de la Argentina hemos olvidado los años en que la disuasión era una doctrina que estaba sellada con tinta, acero, pólvora y petróleo. La Armada más poderosa del hemisferio sur, con portaaviones extendiendo nuestra presencia en el océano, con destructores surcando los mares y fragatas protegiendo las costas, ya ha desaparecido por una consistente política: el abandono.
Pero no solamente los políticos han dejado de darle financiamiento a la Defensa Nacional, también han borrado la conciencia marítima que teníamos. Se han metido en los medios de comunicación y en las escuelas de nuestros niños que ya no reconocen nuestra vocación marítima. Desde principios del s. XX tenemos presencia ininterrumpida en la Antártida, con la capacidad de dar apoyo logístico por nuestra naturaleza bioceánica y bicontinental. Lo hemos olvidado todo.
Pero el tiempo pasa, y tras la Guerra de Malvinas nuestra democracia eligió relegar esta agenda, manteniéndose aplacada por la fuerza británica que ocupa un tercio de nuestro territorio a costa de las opiniones del concierto de naciones. Debemos levantarnos. ¿Y por qué con mejores Fuerzas Armadas? Porque necesitamos la disuasión. ¿Por qué necesitamos la disuasión? Porque sin disuasión no hay soberanía efectiva.
Estamos repletos de argumentos llenos de razón y verdad, pero necesitamos más hechos. Necesitamos accionar. Debemos pasar de los barcos flotando, a la Armada Argentina del Almirante Brown. De aviones volando, a la Fuerza Aérea Argentina de Jorge Newbery. De soldados, al Ejército Argentino fundado por San Martín. La Patria tiene con qué, la política debe saberlo.
Juan José Alonso (Abogado).


